jueves, 17 de octubre de 2013

Religión fuera de las aulas

(fuente: cuadernodetrabajo.wordpress.com)

El pasado fin de semana el periódico de tirada nacional EL PAÍS publicó la carta manuscrita de un menor de doce años que se quejaba de la situación que vivía en un centro educativo público al estar inscrito en la "asignatura" alternativa a la educación religiosa. 

Aquí les dejo el enlace para que puedan leerla en su totalidad.

Este hecho supone una muesca más en el eterno debate de la idoneidad de la presencia de la iglesia católica en los centros escolares del sistema educativo público español. Un debate que lleva surgiendo y desapareciendo, cual Guadiana, desde que el estado de la nación se decreta laico. ¿Si es laico por qué permanece una "asignatura" religiosa en los centros escolares? Esa es la pregunta que yo también me sigo haciendo.

En la actualidad vivimos en un país libre, laico y democrático, un lugar en donde bajo el paraguas de la Constitución y los Derechos Humanos no se produce (o al menos se intenta) discriminación por sexo, credo, raza, tendencia sexual o cualquier otro aspecto que conforme la identidad humana pero no debemos mezclar churras con merinas.

El estado no está en contra de los cristianos, no está en contra de la Iglesia (a la vista está) pero debería separar lo que es formación académica de aquella. Nadie pretende obligar a alguien a tomar conocimientos religiosos pero lo lógico es que lo haga en los sitios más adecuados.

Pero su salida de la escuela no supondría ningún paso atrás. 

1. Quien lo desee ahí tiene a los innumerables centros concertados con claro corte religioso, que promulgan toda una forma de actuar y de vivir de ocho a tres de la tarde. 

2. La Iglesia (en mayúsculas) puede abrir sus puertas, modificar (si quiere atender a tanta demanda) su organización y ampliar ese concepto de "catequesis".

3. Los docentes de religión ser contratados íntegramente por el Obispado en cuestión e impartir esas clases en los centros culturales que se usan para desarrollar las sesiones de "catequisis"

4. Sería la oportunidad perfecta para que la Iglesia (en mayúsculas) diera formalidad a los "cursillos excusa" (y de carácter obligatorio) si uno quiere bautizar a su bebé, casarse, tomar la primera comunión, confirmarse en la fe, etc. que serían impartidos por esos docentes contratados

No es cuestión de rechazar el derecho a credo, para nada, es darle el lugar que se merece.

Otra cosa es que al proceder de ese modo se observe la cruda realidad: la ausencia.
La ausencia de forma generalizada de personas ante los rigidismos de la Iglesia, la ausencia de oyentes en la misa de las siete, la ausencia de involucración más allá de las fiestas del barrio, la ausencia de hechos que permitan a la sociedad verse reflejada y querer formar parte de forma voluntaria.

La educación pública no tiene nada que perder con la salida de la religión de sus aulas, tal vez sea la Iglesia la que tenga mucho más miedo.

No hay comentarios: