viernes, 25 de junio de 2010

Prestamos atención a la educación

Por favor, pica aquí y escucha atentamente esta entrevista de Punset.

Ahora toca leer.


El proceso de enseñanza-aprendizaje es uno de los pilares que permiten el crecimiento del ser humano. Educar supone un concepto amplio capaz de abarcar más allá de los conceptos simples o abstractos, ya que todo ser humano es educable. ¿Cómo lo sabemos? porque todos tenemos la habilidad más básica para realizarlo: la capacidad de imitación.

Teniendo en cuenta este dato añadimos otro. El cerebro humano funciona del mismo modo indistintamente del lado oceánico que nos encontremos o de qué hemisferio seamos naturales. Esto quiere decir que el proceso de aprendizaje es universal y no atiende a distinciones de color, religión o precedencia. Otra cuestión son las tradiciones o cultura propia que, como habrán podido deducir, se aprende por la imitación.

Todos somos educables, todos somos iguales. Pero todos no recibimos la mejor atención educativa.

El sistema educativo actual en España (me centro en mi área de conocimiento) no es capaz de dar una respuesta educativa eficaz, es decir, con resultados positivos. Por varios motivos:

1. El papel del docente se encuentra desdibujado: echemos la vista atrás por un segundo. Imagínese al docente de la era Franquista. Lo tiene. Ese es un claro ejemplo del docente aislado de la sociedad, el mero reproductor de conocimientos. Hagamos otro ejercicio. Imagínese al docente actual. Lo tiene. Ese es un claro ejemplo del docente sobre asignado de roles, demasiado preocupado por los constantes cambio en la sociedad, ansioso por, al menos, intentar arreglar el problema. ¿Cuál es el mejor? Obvio, ninguno. El papel del educador ha cambiado, del mismo modo que ha cambiado la sociedad, con el fin de dar respuesta a las necesidades que se iban presentando pero... ¿a qué debe dar respuesta el docente y a qué no? ¿qué aspectos de la educación de un alumno debe asumir y cuál delegar?. Hasta que el papel del docente no quede claro,no podremos evolucionar hacia una educación de calidad.

2. Las responsabilidades están diluidas: como consecuencia de una deficiente concepción del término MAESTRO, nos encontramos con una marea de responsabilidades y una avalancha de irresponsabilidades. Me explico. Los padres delegan en los docentes muchas de sus responsabilidades por diversos motivos (miedos, ignorancia, inseguridades, ausencia de afecto, etc...)lo que provoca, que en muchas ocasiones, el docente intente compensar con su actuación las carencias que se irán presentando. Sobra decir que la medicina para tal mal es muy simple: asumir con responsabilidad las decisiones que se toman y con ello, las obligaciones. Por no hablar de mi teoría de la escuela de padres obligatoria... pero eso es otro tema. Hasta que los derechos y obligaciones de la familia no se exijan en esta sociedad de individualismos no podremos avanzar hacia una educación óptima.

3. El sistema y la realidad no sincronizados: Parece que no estoy descubriendo nada nuevo ¿verdad?. Muchos ya saben que cualquier sistema (educativo, legal, político, etc...) siempre actúa por detrás de las necesidades que se presenten. Por eso siempre nos parecerá todo desfasado con respecto al tiempo presente. Las leyes orgánicas, los decretos, las órdenes, etc.. siempre van a intentar dar respuesta a lo vivido hasta el momento de su publicación, por lo tanto siempre llegará tarde, pues las respuesta se ha tenido que "inventar" cuando surgió la necesidad. Hasta que el sistema educativo no de respuestas eficaces y rápidas a las necesidades que se presentan no llegaremos a niveles de los países europeos.

4. No existe un cambio generacional en el ámbito educativo: cuando hablamos de educar hablamos de colegios, cuando hablamos de centro educativos directamente hablamos del docente pues... que yo sepa aún las paredes no enseñan ¿no?. Bajo mi experiencia el docente necesita de una serie de habilidades inherentes y otras aprendidas para ser un profesional de calidad, un profesional capaz de dar respuesta a las necesidades educativa que se puedan presentar. Por lo tanto no solo basta con superar la oposición pertinente, sino que se requiere de una serie de disposiciones que faciliten el proceso de enseñanza-aprendizaje. ¿Cuales? que les parece la empatía o la capacidad de escucha, ¿son básicas o un docente puede carecer de ellas? el respeto por la cultura, el interés por el conocimiento ¿sobran o son esenciales?

Demos dos pasos a atrás, si el sistema no da respuesta a las necesidades que se presentan y la sociedad cambia de forma constante... ¿es lógico pensar que el docente también tiene que evolucionar? si ha respondido que sí ¡Bingo! si ha dicho que no, vuelva a intentarlo. La formación constante, el reciclaje, el ampliar horizontes son elementos nucleares a la profesión. No podemos quedarnos con lo que llevamos de la Facultad, no podemos quedarnos con lo leído en un artículo (como este), debemos demandar, buscar, solicitar y realizar cursos de formación que nos permita evolucionar, que nos permita mejorar y principalmente, proporcionar una respuesta adecuada a las necesidades que se presentan.

Si no evoluciona el docente no evoluciona la educación. Y en ocasiones, conlleva un cambio generacional para dicha evolución.

5. Si no hay inversión no hay solución: en este caso creo que sobrarían mil palabras pero seguiremos señalando lo obvio una y otra vez, si de esta forma conseguimos algún resultado. Cuando hablamos de inversión no me refiero a dotar de un "aula medusa" que no permite el acceso adecuado a la información, cuando no se realiza un mantenimiento adecuado, cuando se deja al personal sin una formación básica para su uso e inclusión en el desarrollo de la dinámica escolar. Me refiero a aspectos más simples como: recudir ratios para mejorar la atención indiviadualizada, aumentar el número de profesionales por centros, dando importancia a la presencia de especialistas en la atención del alumnado como son los de Educación Especial o la incorporación/colaboración de Psicólogos al personal laboral, dotar de materiales adecuados (y seguros) así como de instalaciones reales (cuantos centros me he topado que no tenían ni una simple biblioteca). Invertir supone ganas, invertir supone presupuestos, invertir supone proporcionar los recursos que cada centro necesita, ajustándonos a sus necesidades reales.


6. Los niños de hoy no son los niños de ayer ¿o sí?: algunos dicen que sí y otros que no. Unos hablan de un patrón común envuelto en muchas diferencias. Para mí, sí que son diferentes a los de ayer cuando nos encontramos de forma diaria con alumnos con grandes déficits de atención (con o sin diagnóstico de TDAH), cuando nos encontramos con alumnos con grandes carencias emocionales que requieren de un aprendizaje explícito de habilidades sociales (indistintamente de un diagnóstico en TGD/TEA u otros), cuando nos encontramos que no saben respetar la diversidad del prójimo (y hablo tanto de la diversidad cultural como la diversidad individual, esa que todos tenemos presente por ser seres únicos e irrepetibles). No podemos obviar que sus imput de información difieren en demasía con los de hace 20 ó 30 años atrás. La era tecnológica, la información de usar y tirar, experiencias expréss o la ley de la recompensa inmediata son la Biblia en la evolución de nuestro alumnado.

Perdón pero debemos retroceder de nuevo. Si la sociedad cambia y los niños de hoy tiene aspectos que difieren de los de antaño, sobra decir que es la escuela no puede ser estática, no se puede permitir desarrollar su labor ajena a lo que sucede. Por lo tanto, el docente tampoco puede quedar estático en su formación, en su didáctica, es su labor diaria.

7. La presencia del síndrome del educador salvador: este es un término que ha surgido en mi mente, no está recogido en ningún manual pero creo que no difiere mucho de la realidad. El educador responsable intenta de todas las formas, habidas y por haber, cubrir los agujeros del sistema educativo actual. Es por ello que con el paso del tiempo nuestro propio colectivo ha sido el principal responsable del desdibujado de nuestras funciones pues ha sido el primero en poner parches a los desastres que se han producido en el ámbito educativo. Ha asumido como propio las incoherencias entre el sistema (con sus leyes) y la realidad que le rodea aceptando aspectos que han llegado a ser inviables.

El educador no puede ser la panacea a los problemas de la sociedad, el educador no puede asumir roles que no le corresponden, no puede asumir más responsabilidad que la que se ajusta al desempeño de su labor ni puede ser el único agente socializador.IMPOSIBLE.

Por supuesto que el problema no se encuentra en el alumnado. Un menor no puede ser culpable de su infancia. Debemos analizar el siguiente escalón. Y analizar el papel que desarrollan los adultos en el proceso de enseñanza y aprendizaje de cualquier menor.

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